Tarde de compras [Privado/Gackt]

Salir de compras muchas veces podía ser un pasatiempo para algunos, otros se volvían adictos y los pocos que podían darse el lujo de comprarse algo se la pasaban después deseando lo que les hacía falta. Era un pequeño círculo vicioso en el que al fin y al cabo, muchas personas se veían envueltas sin darse mucha cuenta de ello. Por parte de una persona como él, podría decir que era más un pasatiempo que otra cosa. No necesitaba comprar todo lo que viera a una primera instancia para sentirse bien el resto del día, aunque como a muchos les pasaba, a veces los caprichos le podían y el comprar cierto objeto en especial debía ser una necesidad satisfecha rápidamente, en caso de poderse y sino, más tarde. Ese día no difería mucho de otros, estaba aburrido y ya se había acabado la novela de terror que había adquirido el mes pasado. Su mascota...ese pájaro debería estar por allí volando e igual no es como si pudiera hablarle a un cuervo para que él le respondiera con graznidos y él se los devolviera, ¿verdad? Consumado en el ocio había intentando tocar una canción que no mucho había compuesto más su mente estaba en blanco y por primera vez en mucho tiempo, las ganas de tocar estaban en un lugar o en otra persona que no era precisamente él. Fue así que en un místico momento de iluminación la idea de ir al centro comercial cruzó la mente del aburrido caído y sin dejarla escapársele, se puso en marcha.

A veces pasaba que sin importar lo que hicieras, te dabas cuenta de que en tiempo récord estabas frente al lugar al que te dirigías. No sabía si era que estuvo muy distraído durante el camino pero de lo que estaba seguro era que por fin estaba en el centro comercial, lleno de toda clase de razas como la metrópolis que era. Se veía de todo y al final, no le prestaba atención a cada uno de ellos. Entre la multitud se medio escabullía para ir a las tiendas, entrando a una infinidad de estas. En algunas se tardaba un par de minutos en salir y en otras casi media hora, como la última en la que entró: una tienda de libros. Revisó entre cada sección, leyendo la parte trasera de cada libro que todo lector sabe, contiene un pequeño resumen de la trama de dicho tomo. Con su dedo índice marcaba donde iba leyendo y cuando el libro no le llamaba la atención, simplemente lo colocaba en el lugar donde con anterioridad hubo estado. Pasó varios minutos así, no los contó en realidad pero lo cierto fue que terminó haciendo una compra antes de lo esperado. Un libro de poemas y otra novela de terror para la ya enorme colección que debería tener en su hogar y es que para ser sincero, cada una siempre le parecía más interesante al leer, todo a pesar de que a veces no tenía mucho tiempo para la lectura.

Al salir de la tienda acomodó los libros en la bolsa donde le fueron entregados y prontamente comenzó a pensar, ¿a dónde debería ir ahora? Los pasos de éste terminaron llevándolo a uno de los tantos pisos del centro comercial, analizando vitrina por vitrina y distrayéndose severamente en una de las que vio a lo lejos. Era una tienda de zapatos donde se exponían unas botas negras, bastante a la moda y que sin duda, aumentarían su estatura unos centímetros más. Si se ponía a pensar seriamente, podría comprarlas pues le vendrían bien unas botas así, no sólo por la estatura sino también porque luciría muy bien con varios conjuntos de ropa. Tampoco era como si le acomplejase cuan alto era (no lo era), sólo le parecían perfectas y sí, quizás era una persona al tanto de vestirse bien, pues eso se notaba en su apariencia que solía a veces resaltar entre los demás y muchas cosas más que no valdría la pena ponerse a pensar en esos momentos. Entre tanto distraerse viendo el objeto expuesto a lo lejos e intentando ver en vano el precio, se enredó con un completo desconocido en un acto que sería la consecuencia por no estar al tanto de donde pisaba y d quienes por allí caminaban.

Tras el choque trastabilló un poco y dio un par de pasos hacia atrás, evitando casi milagrosamente el caer contra el suelo. En medio del desprevenido choque soltó la bolsa que contenía ambos libros y sin darle tiempo para al menos ver el rostro de dicho sujeto, sólo pudo agaracharse para recoger los libros, tomándolos y verificando que nada les hubiese pasado, comenzando también a formular una obvia disculpa por la distracción y por ser esta la culpable de que chocase con otra persona en lo que se supone, debería ser un día de lo más tranquilo. ¡Nada de eso le pasaría si se fijase donde pisaba! —Lo siento, yo...no me fijé por donde iba. —pidió disculpas riéndose de su propia torpeza de manera para nada estrepitosa, más bien una suave risa que sólo él pudo escuchar mientras se reincorporaba ya con los libros guardados en la bolsa, tomando el paquete como era correcto para así poder afrontar a la persona con quién descuidadamente había chocado durante el transcurso de esa tarde en el centro comercial.